Cómo se vive la depresión y por qué nos demoramos tanto en reconocerla

Tras entrevistar a una decena de personas diagnosticadas con depresión, tanto en Chile como en Colombia, un equipo de sicólogos y sicólogas de distintas universidades identificó las diversas etapas por las que pasan los pacientes. Un momento clave del proceso es cuando la persona nombra lo que siente. Al usar la palabra depresión, se puede comenzar a hablar de ese malestar, y se explican emociones y hechos que antes no se entendían. Pero aceptar que se tiene depresión es difícil en contextos como el chileno, pues reconocer que lo estás pasando mal se asocia a la idea de ser débil o incapaz.

 

“En Chile existe una cultura de sentir que el que tiene depresión o el que tiene un trastorno de salud mental está incapacitado”, afirma Carolina Altimir, sicóloga, investigadora del Instituto Milenio para la Investigación de la Depresión y la Personalidad, MIDAP. Esta forma de estigmatizar la depresión, explica la especialista, afecta a quienes la padecen, pues les hace más difícil reconocer y aceptar que lo están pasando mal y por lo tanto buscar ayuda para recuperarse.

Estas son algunas de las conclusiones de un estudio realizado por un equipo de sicólogos y sicólogas, entre ellas Altimir, que buscó entender “cómo se vive” la depresión. La novedad del estudio  es que quienes hablan son los pacientes: un grupo de participantes chilenos y colombianos, hombres y mujeres de 37 años en promedio, con estudios profesionales o técnicos, que fueron diagnosticados con algún tipo de trastorno depresivo: moderado, bipolar, o ansioso-depresivo.

Paula[1], es una de las participantes. Como la mayoría de los entrevistados, Paula ubica al inicio de la depresión un malestar, una sensación incómoda para la cual no tenía explicación:

-Empecé a sentirme extraña, o sea yo sabía que algo me estaba pasando y que no estaba actuando normal, en el sentido de que estaba muy desganada. Yo tiendo a ser solitaria por personalidad, pero había llegado a un extremo de que prácticamente me estaba aislando ¿ya?, entonces empecé a notar que me venía algo, algo no estaba bien en mí-, describe.

Escuchar el diagnóstico por parte de algún profesional de la salud permite a las personas progresivamente reconocer la enfermedad y sobreponerse a los estigmas asociados

Andrea[2],, otra de las entrevistadas, también recuerda un malestar que la acompañó por años:

-Yo no lo había identificado y, ahí, cuando fui al psiquiatra, cuando le empecé a contar lo que me pasaba y en varias sesiones, se dio cuenta que yo desde hace muchos años había tenido como episodios, pero salía sola a flote, varias veces me pasó-, relata.

El estudio les permitió a los investigadores identificar un ciclo en la experiencia de esta enfermedad (ver figura 1). Un proceso donde un hito clave es que el paciente reconozca y use la palabra depresión. Usar el término permite a las personas conectar el malestar con experiencias y momentos de su vida pasada o aspectos de la personalidad para los cuales no tenían una explicación. Así, el uso del término hace que una experiencia confusa del pasado comience de a poco a cobrar sentido. De hecho los autores señalan que la palabra depresión se vuelve “un comodín”. “Cuando te dicen ‘tú tienes depresión’, puedes anclar una serie de experiencias inespecíficas en esa palabra. La persona afectada piensa ‘todo lo que me pasó, que dormía mal, que no tenía apetito, que me sentía aislado de los otros’ tiene una explicación. Pueden usar la palabra para explicarle a los otros ‘mira, lo que me pasa es esto”, afirma Carolina Altimir, pero también para entender otros aspectos distintos a la depresión.

Escuchar el diagnóstico por parte de algún profesional de la salud también permite a las personas progresivamente reconocer la enfermedad y sobreponerse a los estigmas asociados. “Acepté la depresión. Fue súper importante porque cuando uno acepta como que se libera”, relata uno de los participantes.

La liberación también se explica porque la depresión se vuelve parte de su identidad. “Es como decir ‘bueno, acepto que esta es mi limitación. Así soy y reacciono de esta manera frente a situaciones particulares de mi vida, y probablemente en eventos similares en el futuro, voy a reaccionar más o menos igual, entonces tengo que estar atento. Esto no es una gripe, es algo que también constituye parte de mi personalidad, de cómo vivo las cosas”, explica Carolina.

 

MÁS ALLÁ DE LA BIOLOGÍA

Según la última encuesta nacional de salud del MINSAL, un 6,2% de las personas sufre depresión en Chile y un 15,8% se encontraría en una condición de “sospecha de depresión” (MINSAL 2018). Pero la depresión no afecta a todos por igual: las mujeres de menor nivel socioeconómico son las que muestran mayores tasas. Además, con la pandemia es esperable que esta cifra aumente. Ello, según Altimir, pues el estar solo o aislado “aumenta la posibilidad de depresión o la gravedad de cómo se experimenta”.

Según las autoras y autores de esta investigación, estudiar cómo se vive la depresión es relevante para entender las posibles vías de recuperación en aquellas personas que la padecen, en la medida en que éstas pueden reflexionar sobre sus posibles causas, reconocer sus efectos y encontrar formas de relacionarse con este trastorno.

 

Uno de los supuestos del estudio es que la depresión es un trastorno que no se reduce a la biología, y que tiene importantes condicionamientos sociales. Es decir, influyen en ella y en el proceso tanto por la propia historia como la comunidad donde vivimos. “La experiencia de la depresión trae consigo cambios en el modo como las personas se perciben a sí mismas y a su entorno, e incluye su contexto familiar y social”, describen los investigadores en el artículo. Altimir agrega: “Nosotros no somos entes aislados, sino que vivimos nuestras experiencias insertos en una comunidad que le da ciertas connotaciones a esas experiencias”.

Otro aspecto que subraya el estudio es que la depresión tiene múltiples presentaciones y no siempre implica estar triste. A veces puede manifestarse en una baja de ánimo, un “me cuesta levantarme”, o tristeza, pero también se puede experimentar irritabilidad y ansiedad, o un imparable “estar arriba de la pelota” que puede estar ocultando algo más profundo que simple estrés o exigencias de productividad. En ese sentido es muy importante entender que no hay una sola forma de estar deprimidos, destaca Altimir

 

FUENTE: CIPERCHILE.CL

 

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